lunes, 21 de mayo de 2012

Raúl y yo



Aunque Raúl fue planeado y la decisión se tomó entre los dos, a raíz de múltiples conversaciones y planes realizados, el embarazo de María me tiene bastante asustado.

No lo tomen a mal, asustado de buena manera pues pienso constantemente en todas las tareas que como padre me va a tocar asumir desde el momento en que nazca, eso sin contar lo realizado en el maravilloso lapso de gestación.

Durante mucho tiempo soñé con ser Papá, los que me conocen bien lo saben, y el sueño finalmente se materializa lentamente en el vientre de María que se agranda por días, casi que por horas!

Todos los elementos que integran el proceso de embarazo, los que los han podido vivir de cerca, es impresionante en cada etapa, en este momento estamos en el tiempo de los constantes movimientos de ese muñeco, principalmente en la noche que se remata y le quiere hacer un hueco a la Mamá por los manotazos que manda, la ilusión de verlo moverse tan constantemente impresiona y a la vez me trae a la realidad de la nueva vida que viene.

Menudo brete nos toca.

Dichosamente hay mucha literatura y ayudas externas para comprender y disfrutar mejor este milagro de vida, paso a pasito vamos María y yo conociendo a nuestro hijo, descubriendo en cada nueva semana que se le desarrolló (esta semana fueron las uñas), cuánto ha crecido, que gestos puede estar haciendo, si tiene pelito, como le están funcionando sus pequeñitos órganos etc.

En el último ultrasonido que le hicimos, con la tecnología del 4D para verlo mejor, nos dieron la bella noticia que Raúl se desarrolla con total normalidad, tiene un tamaño adecuado y crece según lo establecido, nuevamente le escuchamos su diminuto corazón y tuvimos la oportunidad de ver a grandes rasgos sus facciones, a ratos especulamos a quién se parece y a quién no, si la ñata es mía o de la Negra, si los pómulos o los cachetes, temas que pierden importancia frente a la dichosa normalidad de su crecimiento.

Todos los días y a todas horas pienso en los momentos que vamos a vivir juntos, en tantas cosas que debo de enseñarle y otras que deberá aprender solito, que esa figura paterna tan pero tan importante esté siempre presente para él y que yo no tuve, al menos cuando la necesité, que tenga una buena vida pero que sepa que las cosas no vienen del cielo y que hay que ganárselas y sobretodo, verlo crecer y disfrutar de cada paso que dé, cada parpadeo, cada bostezo y estornudo y cada sonrisa. ¿Qué sería de la vida sin esos pequeños detalles?

Pero por más romántico que suene la cosa, hay que poner los pies en la tierra y asumir con madurez la enorme responsabilidad de ser Papá, y ejercer esa paternidad con prudencia y recato, quiero que tenga lo que yo no tuve pero también quiero que tenga lo que sí tuve, buscando un equilibrio entre ambas para obviar los extremos perjudiciales.

Faltan 2 meses y no puedo negar que estoy como loco por meterle un mordisco en las nalgas, apapacharlo eternamente y dormirlo en mi regazo, no puedo negar que a veces la desesperación ataca pero bueno, hay que armarse de paciencia pues entre más lo desee, más lento se hace.

Toda esta vorágine de sentimientos, deseos y anhelos creo que sólo la pueden vivir los que son padres, y como yo antes de desear un mundo mejor para nuestros hijos, deseamos dejar mejores hijos para el mundo.

Espero ser un buen Papá.

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