Aunque
Raúl fue planeado y la decisión se tomó entre los dos, a raíz de múltiples
conversaciones y planes realizados, el embarazo de María me tiene bastante
asustado.
No
lo tomen a mal, asustado de buena manera pues pienso constantemente en todas
las tareas que como padre me va a tocar asumir desde el momento en que nazca,
eso sin contar lo realizado en el maravilloso lapso de gestación.
Durante
mucho tiempo soñé con ser Papá, los que me conocen bien lo saben, y el sueño
finalmente se materializa lentamente en el vientre de María que se agranda por
días, casi que por horas!
Todos
los elementos que integran el proceso de embarazo, los que los han podido vivir
de cerca, es impresionante en cada etapa, en este momento estamos en el tiempo
de los constantes movimientos de ese muñeco, principalmente en la noche que se
remata y le quiere hacer un hueco a la Mamá por los manotazos que manda, la
ilusión de verlo moverse tan constantemente impresiona y a la vez me trae a la
realidad de la nueva vida que viene.
Menudo
brete nos toca.
Dichosamente
hay mucha literatura y ayudas externas para comprender y disfrutar mejor este
milagro de vida, paso a pasito vamos María y yo conociendo a nuestro hijo, descubriendo
en cada nueva semana que se le desarrolló (esta semana fueron las uñas), cuánto
ha crecido, que gestos puede estar haciendo, si tiene pelito, como le están
funcionando sus pequeñitos órganos etc.
En
el último ultrasonido que le hicimos, con la tecnología del 4D para verlo
mejor, nos dieron la bella noticia que Raúl se desarrolla con total normalidad,
tiene un tamaño adecuado y crece según lo establecido, nuevamente le escuchamos
su diminuto corazón y tuvimos la oportunidad de ver a grandes rasgos sus facciones,
a ratos especulamos a quién se parece y a quién no, si la ñata es mía o de la
Negra, si los pómulos o los cachetes, temas que pierden importancia frente a la
dichosa normalidad de su crecimiento.
Todos
los días y a todas horas pienso en los momentos que vamos a vivir juntos, en
tantas cosas que debo de enseñarle y otras que deberá aprender solito, que esa
figura paterna tan pero tan importante esté siempre presente para él y que yo
no tuve, al menos cuando la necesité, que tenga una buena vida pero que sepa
que las cosas no vienen del cielo y que hay que ganárselas y sobretodo, verlo
crecer y disfrutar de cada paso que dé, cada parpadeo, cada bostezo y estornudo
y cada sonrisa. ¿Qué sería de la vida sin esos pequeños detalles?
Pero
por más romántico que suene la cosa, hay que poner los pies en la tierra y
asumir con madurez la enorme responsabilidad de ser Papá, y ejercer esa
paternidad con prudencia y recato, quiero que tenga lo que yo no tuve pero también
quiero que tenga lo que sí tuve, buscando un equilibrio entre ambas para obviar
los extremos perjudiciales.
Faltan
2 meses y no puedo negar que estoy como loco por meterle un mordisco en las
nalgas, apapacharlo eternamente y dormirlo en mi regazo, no puedo negar que a
veces la desesperación ataca pero bueno, hay que armarse de paciencia pues
entre más lo desee, más lento se hace.
Toda
esta vorágine de sentimientos, deseos y anhelos creo que sólo la pueden vivir
los que son padres, y como yo antes de desear un mundo mejor para nuestros
hijos, deseamos dejar mejores hijos para el mundo.
Espero
ser un buen Papá.