miércoles, 15 de agosto de 2012

Año de la Madre


Nunca un día de la madre tuvo un significado tan cercano como este.

Sin quitarle mérito a todo lo que siento por Mamá y al valor que le doy a su valentía, entrega y sacrificio para los que llevó “para arriba”; desde la perspectiva de un hijo agradecido la maternidad se ve como desde abajo, el sentimiento de protección, ayuda incondicional y disponibilidad está presente permanentemente, el amor que se siente por la mamá no tiene descripción y se vive con fervor. Si no fuera por sus enseñanzas y valores, no sería el hombre que soy ahora.

Aunque considero la fecha más comercial que sentimental, siempre la celebro con mi Mamá y ahora mi Suegra, pero más enfocada en compañía que en otra cosa.

Todos saben que soy papá y he vivido de cerquita todo lo que implica la maternidad desde que la prueba resulta positiva, cosas como los achaques, cambios de genio, crecimiento sostenido del abdomen, orinadera, paso lento, contracciones, noches incómodas, dolores de pechos, dolores de pies, dolores de piernas, parto, piquete, costura, incomodidad, dar de mamar, dar de mamar, dar de mamar y dar de mamar…..

Maes seamos realistas, no tenemos los huevos.
 
No sufrí ninguna de las anteriores… en este complicado proceso los hombres somos ceros a la izquierda, al menos físicamente y nos es difícil asimilar con certeza la realidad de la maternidad pues somos incapaces de vivirla.

La fortaleza que tiene las mujeres para afrontar con valentía y amor estas situaciones pone en perspectiva la real ubicación del sexo débil, es de admirar la manera en que ellas atraviesan el camino que no va a terminar nunca, un hijo es para toda la vida.

Nunca un día de la madre tuvo un significado tan cercano como este.

A todas las mujeres que conozco y que son madres les digo: ustedes son valientes, sacrificadas y fuertes, jamás imaginé todo lo que han vivido y lo que han sufrido, ahora entiendo el sentimiento que tienen por sus hijos (as)se de lo que son capaces por ellos (as)

Hasta que lo viví con María, mujer valiente y amorosa, todo este trajín, tengo una visión más acertada de todo lo que implica la capacidad de dar vida.

Compas, no hagamos el ridículo regalando una plancha o una refri, la maternidad vale millones más que un puto electrodoméstico, no quedemos mal, regalemos amor TODOS los días del año…


jueves, 2 de agosto de 2012

Paternidad al desnudo


Hace días vengo con ganas de escribir sobre el bello nacimiento de Raúl y la increíble experiencia de estar ahí, sobre lo complicado que es aprender todo lo referente a la paternidad y a cuidar a un ser humano indefenso y que solo se puede comunicar mediante el llanto.

Pero podría enfocarme más en otro asunto, más específicamente en esta entrevista que para este particular me parece sumamente valiosa.
No puedo de ninguna manera desvirtuar la ilusión y la felicidad que un hijo trae a la vida de los padres, -en el mejor de los casos- pero la realidad es menos romántica, actualmente en Costa Rica y el mundo, (según el artículo) la mitad de los embarazos de clase media son no deseados; alarmante? Claro que si!

Metido en los zapatos de papá, vivo en carne propia las dificultades y complicaciones de traer un hijo (a) al mundo, y eso que Raúl solo tiene 1 mes y es un niño bien portado, no estoy renegando, María y yo planeamos este embarazo desde hace años y sabíamos de alguna manera lo que se venía, lo afrontamos y estamos que no cabemos, estas letras están dirigidas a ese enorme porcentaje de la gente que no “pide” bebé y zaz!, se viene; algunos dirán: es una “bendición” otros que el bebé viene con un bollo de pan bajo el brazo, otros que “diay, le tocaba” todo lo anterior para de alguna manera justificar la torta.

Traer una persona más al mundo es cosa seria, nada tiene que ver el bollo de pan, tiene que ver con la irresponsabilidad o falta de conocimiento y educación sexual adecuada para evitar tanto innecesario embarazo no deseado.

No me quiero imaginar a las parejas que con situaciones económicas complicadas, matrimonios en proceso de separación o peor aún adolecentes, salgan con la torta del embarazo,  el infierno que sería tanto para los conyugues como para el hijo (a).
Sé que muchos me van a criticar por esto.

A nadie le dicen como es en realidad, todos los protocolos sociales están destinados a asimilar de manera positiva la llegada del bebé (insisto que este no es nuestro caso pues Raúl lleva tiempo de ser planeado) te de canastilla, curso prenatal, miles de felicitaciones etc. Cuando el bebo nace y la gente lo conoce, se acabó la fiesta y la realidad abofetea, muchos solo atinan a decir: “duerman mientras puedan”. El trabajo es duro, pues si solo fuera la falta de sueño sería un vacilón…  pero la cosa va más allá, desde el cambio en la dinámica de pareja, la afectación sicológica y física, adivinar constantemente que es lo que le ocurre hasta ser prácticamente un esclavo del bebo; esto es desgastante y para parejas no preparadas y mujeres solas la carga es –creo yo- insoportable.

Me basta con tener una relación fuerte y abierta para, desde mi esquina, soportar las dificultades antes mencionadas (entre otras). Como hombre nunca sabré lo que es dar de mamar ni parir, y conste que estuve ahí viendo, incapaz de entregar ningún tipo de consuelo más que el de mi sola presencia transformada en silenciosa compañía, anulado completamente en todo sentido hasta que el parto se da

Ser padres es la experiencia y el sentimiento más maravilloso que hay, es tener una personita que necesita de uno todo el amor, cuidado y enseñanzas que se le pueda entregar, y uno lo hace con todo el amor, por tanto a todos aquellos que no se sienten comprometidos a cambiar su vida y dar de sí todo lo que ellos necesitan sería una lástima que ingresen a esta etapa por simple “torta” o presión social y desperdiciar la gran oportunidad de sentirlo y vivirlo.

Finalmente debo decir que estas letras no están destinadas a desencantar a quienes quieren ejercer la paternidad sino que conozcan de antemano algunas de las verdaderas complicaciones de este estado y no solo se dejen llevar por lo que la gente generalmente dice.