miércoles, 22 de junio de 2011

Juventud e irresponsabilidad





No sé, aunque todos todos hemos pasado por esa etapa post-puberta de “nomeimportismo” e irresponsabilidad patológica llamada juventud, no necesariamente la mayoría termina curado(a) con los años.

Muchos se quedan en el camino, en ese camino de poco pensar y mucho “vivir”, adrenalina y trago, cuando se es dueño del mundo y de la verdad absoluta, sin responsabilidades ni obligaciones, y el hacer amigos es la tónica, muchos no viven para crecer como personas y ver sus vidas transformarse en lo que soñaron de chiquillos; muchos creímos que desafiar a la muerte era o es pura vida.

Cuando los que ya dejamos atrás, bastante atrás ese tiempo, en ocasiones recordando las peripecias propias de la época aflora el arrepentimiento, a pesar de que parte de las decisiones tomadas en la juventud, formaron nuestro carácter y manera de actuar, definieron actitudes y nos dieron conciencia y coherencia y sobre prueba y error nos eregimos.

Quisiéramos algunos eliminar de la memoria colectiva, algunos vergonzosos capítulos de esa era de ignorancia y egocentrismo pero bien que mal, fue para todos necesario transitarla y vivir en carne propia, vicisitudes y congojas.

Algunos maduran otros no

El video a la cabeza de este post, me sirvió de punto de partida para escribir éstas letras y que presenta de manera algo gráfica lo que de alguna manera la cultura (o incultura) del guaro y el pura vida afectan a tiquicia en nuestras carreteras a diario, sumiéndola en una constante y casi irremediable carrera hacia la muerte (basta con ver noticias), aunque tal vez generalizar conductas de irresponsabilidad al volante de manera casi exclusiva a la juventud de la mayoría de los problemas que presenta esta patología, considero que en gran parte la carencia de educación, disciplina y madurez juntas, en peligroso coctel y que en su mayoría se encuentran presentes, justamente en ésta época, nos recetan con frecuencia dolor y pérdidas tanto materiales como humanas. Otro motivo para lo anterior es mi experiencia de vida ya en mis años mozos fui un irresponsable mas

Así es, confieso que muchas veces manejé borracho, a altas velocidades e irrespetando señales de tránsito y aunque dichosamente nunca me ocurrió nada malo (fuera de que me quitaran la moto), me arrepiento pues las preocupaciones provocadas de estas conductas, afectan a quienes más queremos.

Sé que es imposible dar marcha atrás y como lo mencioné al principio, quisiera poder borrar de mi memoria y de la memoria colectiva, tantas irresponsabilidades y hacerme a la idea de que nunca puse en riesgo mi vida ni la de los otros.

Algunos maduramos, otros no.